domingo, 23 de noviembre de 2008

PISCIS STYLE


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“…Dios se desvanece en lo inaccesible y se brinda en lo accesible;
no se oculta, no se aísla, no huye; está El solo en todas partes;
millones de mundos conforman a ese enorme solitario;
infinidad de creaciones conforman a ese inmenso anacoreta;
multitud de cielos conforman su cueva prodigiosa;
la libertad universal da vida a ese inconmensurable prisionero:
Dios está secretamente en el misterio;
Dios es el carcelero que se conmueve ante todas las esclavitudes,
aunque sin dejar de ser Él mismo esclavo;
no es nada más que la miseria, no es más que el dolor, no es más que la piedad;
Dios es una inmensa lágrima del infinito…
¡Oh, sabios¡
Más allá de vuestros cálculos está la unidad. La unidad es la totalidad de Dios.
No existe el número mil, no existe el número cien, no existe el número diez,
no existe el número dos; Dios sólo cuenta hasta Uno.
El cielo es una inmensa constelación. No hay dos grupos de astros; sólo hay uno.
No hay millones de lenguas, no hay millones de pies, no hay distancias en el cielo;
no hay más que vecindades, no hay más que una familia, no hay más que un pueblo,
no hay más que un mundo.
Todos los astros se ven, se conocen, se atraen y se aman…
Una inmensa necesidad de afecto, esta es la ley de los mundos…
Siempre hay un astro-paloma próximo a un astro-tumba.
Siempre hay un sol que cura próximo a un sol sangriento.
La inmensidad es el mensaje de amor de la eternidad.
Amor, amor, tú eres la solución suprema, tú eres la última cifra,
tú eres el infinito de Dios y la totalidad prodigiosa que forman en el firmamento estrellado todos esos ceros deslumbrantes.
La Sombra del Sepulcro, Víctor Hugo (Piscis)

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